El Cristo que quiso quedarse

Quienes despiertan antes que el sol para disfrutar del colorido amanecer de Pampatar, podrán contemplar una escena que se graba en la memoria: los pescadores ya caminan por la bahía, se desplazan con la serenidad que sólo confiere la experiencia y están casi listos para navegar. Algunos llevan una Vallita en el cuello, pero todos la llevan en el corazón. Entonces, cuando ya están en sus peñeros y se disponen a entrar al mar, se persignan y se encomiendan a su patrón: el Cristo del Buen Viaje.
La historia cuenta que hace muchos años una embarcación ancló en el puerto de Pampatar pues sus tripulantes deseaban descansar antes de continuar su camino hacia Santo Domingo. Cuando se sintieron nuevamente dispuestos para emprender su viaje, algo asombroso sucedió.
El cielo y el mar que antes se habían mostrado de un azul tranquilo y de brisa amable, de pronto se llenó de color tormenta, todo se ennegreció, el mar se puso bravo y fue imposible para los navegantes marcharse. Esto ocurrió todas las veces que intentaron partir.
Finalmente, un día, cuando la tripulación revisaba los objetos que transportaba la nave, se encontraron la imagen de un Cristo de gestos muy tristes, como jamás los habían visto antes. Aquella expresión impactó tanto a los hombres que sintieron la necesidad de llevarlo a tierra. Sólo entonces, cuando el Cristo abandonó la embarcación, el mal tiempo menguó y los visitantes pudieron continuar su camino.
Desde entonces, los lugareños aseguran que fue Pampatar con sus casitas de colores y su gente de bien quien conquistó al Cristo y por eso él nunca quiso marcharse. Los creyentes también le atribuyen poderes sobre el mar y por eso los pescadores se encomiendan al Viejo, como lo llaman cariñosamente, antes de salir a faenar.
Este año el equipo del Hotel Isabel La Católica patrocinó el cruce de 5 kilómetros a nado que hacen los deportistas y lugareños de Pampatar desde el Farallón hasta la costa, en honor al Viejo. Cuando vengas a Pampatar, no dejes de conocer la Iglesia del Cristo del Buen Viaje. Estamos seguros de que tú tampoco querrás marcharte.