La historia del proyecto contada por sus protagonistas

«Hay que perseverar en esa locura que el mundo tarde o temprano llamará éxito»
Anne Carson.
El cuadro de Isabel La Católica tiene ocho años presidiendo la oficina de Carlos Guerra en la sede de DMCGroup. Mientras visitaba la escuela de arte de Quito le pidió a un artista que retratara a la reina y se la trajo a la Isla de Margarita.
Guerra había adquirido en 2002 una antigua casa cargada de historias en Pampatar. En ese lugar, doña Ana Isabel González vio pasar al Libertador Simón Bolívar y se decía que había un entierro de morocotas de oro ocultadas bajo tierra, a salvo de los piratas que llegaban a la costa.
La propiedad era llamada Casa de Alto, debido a que se encuentra situada sobre un muro de piedra y es considerada Patrimonio Cultural de la Nación. Durante la época de la colonia sirvió de albergue para los capitanes de los galeones que llegaban al Muelle de Pampatar, procedentes del viejo continente, para resguardarse de los huracanes o para mercadear con sus bienes antes de continuar el viaje.
Pero además, en esa casa funcionó en el siglo pasado la Escuela Rural de Pampatar llamada Isabel La Católica. Los puntos comenzaban a unirse como suele suceder con las ideas destinadas al éxito.
No era la primera vez que DMCGroup se dejaba cautivar por una casona margariteña. En 2007, adquirieron una casa que databa de los años 50 donde funcionaba un taller de costura, transformándolo en uno de los restaurantes más reconocidos de la Isla de Margarita: CATABAR Restaurante & Bar.
Del 2008 al 2010, sobre los techos de una casona cincuentenaria, vio la luz Latitud Diez59 un restaurante que al acercarse la medianoche se convertía en una discoteca y llegó a ser catalogado como un rincón de Ibiza en Margarita.
En todos los proyectos del grupo, la propuesta arquitectónica buscó conservar el espíritu del inmueble manteniendo la fachada y reciclando los materiales más valiosos del interior. Como en el caso de Isabel La Católica, cuyo muro de piedra ubicado en el interior del restaurante Juana La Loca, está compuesto por cantos extraídos del piso original de la propiedad.
Por su parte, Carlos Rojas, empresario venezolano propietario del grupo de inversiones de Real Estate Miami Riches, también se dejó cautivar por la Reina. Apostar por Venezuela siempre ha sido su norte y lo hizo en grande a través de un proyecto donde puede ver retratado más futuro que pasado.
Seducidos por un proyecto donde se mezcla la riqueza de la historia con el lujo y la exclusividad, ambos se han involucrado en cada una de las etapas del proyecto, desde la arquitectura a cargo de Ángel Yánez, pasando por el diseño de interiores en las manos de Ana Milena García y Fernán Hernández, hasta la escogencia de los detalles más minúsculos que conlleva un proyecto tan ambicioso como este, haciendo del Hotel Isabel La Católica algo más que una empresa de paredes frías, dándole vida para que tenga alma, para que enamore y perdure.