Besar a través de los sentidos, besar en Isabel

Dijo Julio Cortázar en Rayuela: “Toco tu boca, con un dedo toco el borde de tu boca, voy dibujándola como si saliera de mi mano, como si por primera vez tu boca se entreabriera, y me basta cerrar los ojos para deshacerlo todo y recomenzar”. Fácil de visualizar, ¿cierto? Más aún, fácil de sentir.
Todo aquel que haya tenido la oportunidad de besar o ser besado sabe que es una experiencia única y sublime. Si bien cuando se besa todo lo que está a tu alrededor desaparece, un buen entorno siempre favorece y propicia la acción. El lugar elegido para besar funciona como escenario y antesala a un momento especial. Nuestro Hotel Isabel La Católica cuenta con innumerables espacios para besar. ¡Hoy queremos presentarte algunos!
Sabemos que un buen beso hace volar, y una alegoría perfecta para esto es besar bajo las gaviotas ubicadas en la entrada de nuestro hotel. Para un beso pausado, sentido y emotivo, este espacio es perfecto.
Pero si hablamos de la seducción e intimidad que acompaña el acto de besar, el salón VIP de Juana La Loca es ideal: besar en este espacio arrebata sentidos. Se trata de un lugar para besar con pasión y travesura. Las luces tenues y cálidas también son perfectas para, por qué no, entre bocado y bocado robar un beso y perder la razón.
Ahora, ¿te gustaría besar o ser besado en nuestra terraza con vista 360º al mar? Será una oportunidad para sentir la brisa que despeina, la grandeza de la naturaleza o perder el aliento frente a un maravilloso atardecer. ¡Haz que lo único que te importe sea perpetuar el momento rodeado de la inmensidad azul de Pampatar!
¿Y qué piensas de un beso frente a la Vallita? Este, sin duda alguna, se trata de un beso de compromiso, de admiración y respeto. Un beso sublime y puro.
Finalmente, imagínate besar a tu pareja frente a cualquiera de las habitaciones de nuestro hotel. Un beso en este espacio es sinónimo de apertura, de descubrimiento, de entrada. Lo que suceda después de ese beso dependerá de ustedes.
Me miras, de cerca me miras, cada vez más de cerca y entonces jugamos al cíclope, nos miramos cada vez más de cerca y nuestros ojos se agrandan, se acercan entre sí (…) las bocas se encuentran y luchan tibiamente, mordiéndose con los labios, apoyando apenas la lengua en los dientes, jugando en sus recintos donde un aire pesado va y viene con un perfume viejo y un silencio. Siempre acertado, Cortázar.