La mesa como espacio de encuentro

Detrás del acto cotidiano de sentarnos a comer, está la historia de la humanidad, si consideramos la mesa como un punto de encuentro entre parejas, amigos y familiares. La escena es simple: una combinación de sentimientos, placeres, actitudes, gestos y tradiciones.
La mesa no sólo representa el espacio para la etiqueta a la hora de comer, también significa la oportunidad de disfrutar con todos los sentidos de una rica bebida, una placentera charla o un agradable festejo porque, ninguna celebración está completa sin una mesa en torno a la cual reunirnos.
Entre una de las figuras relacionadas con la mesa y la cocina como puntos de unión, el anfitrión destaca desde la antigüedad grecolatina. Esa persona capaz de ofrecer comida entre amigos para convertir el acto de comer en una oportunidad para el reencuentro, la conversación y el recuerdo.
De la Grecia antigua pasamos a la Edad Media. ¿Sabías que, por ejemplo, con el reinado de Isabel La Católica, los hombres y mujeres comenzaron a compartir la mesa como espacio equitativo? Las prácticas de etiqueta alrededor de este punto de encuentro empezaron a consolidarse desde ese momento. Una de las tradiciones más comunes en el período medieval de Occidente, específicamente en España, consistía en que, tras sentarse alrededor de la mesa, hombres y mujeres lavaban sus manos en una pequeña vajilla con agua, procedían a realizar una oración y finalmente daban inicio al ritual de la comida.
En el Renacimiento, por su parte, se desarrolla el concepto de ese espacio fuera de casa compuesto por mesas decoradas con manteles, platos, cubiertos, copas de vino y demás ornamentos. Lo que hoy conocemos por “restaurante”, mantiene el mismo objetivo que siglos atrás: restaurar y agasajar al comensal del cansancio, la sed y el hambre.
Es curioso cómo la mesa es común a cada periodo histórico y a sus tradiciones asociadas. Hoy los negocios se llevan a cabo en restaurantes o lugares de deleite gastronómicos, ¿cuántos amores han comenzado con una invitación a cenar? No se necesitan más evidencias de que la mesa es la promesa de futuros y consecutivos encuentros.
Sí, es verdad, las prácticas y tradiciones actuales se han modificado. Pero, ¿imaginas volver a aquellas épocas en las que el protocolo gastronómico era una norma? Transformemos el acto cotidiano –y a veces apresurado– de la comida en una oportunidad para el disfrute y, por supuesto, para reavivar las tradiciones de encuentro alrededor de la comida como espacio de comunión. ¿Te animas a hacerlo nuestra casa de la pasión? ¡Te esperamos en Juana La Loca Restaurant!