Cocina emocional: con los sentimientos en su punto

El objetivo de quienes practican la cocina emocional es despertar cada uno de los sentidos de los comensales a través de una emoción. ¿A qué sabe el amor, cómo sabe tu infancia, a qué hierba huele la cocina de la abuela, cómo se saborea la tristeza, es realmente dulce la venganza?
Decir que la experiencia de comer se inicia cuando se prueba un plato, es ignorar un ritual de sensaciones que comienza desde el momento en el que se entra a un restaurante. Cómo no vincular la comida con las emociones, si detrás de cada plato hay un bagaje cultural extraordinario: rasgos de un país, de una región, de una familia y de una persona.
En la Cocina Emocional, el cocinero debe depositar sentimientos en un plato y mezclar los productos armónicamente para transmitirle una emoción a quien lo deguste. Para ello, debe saber qué sensación produce la combinación de distintas formas, texturas, colores, proporciones, sabores y temperaturas. ¡Todo un reto creativo!
La invitación de la Cocina Emocional es a disfrutar de una verdadera experiencia gastronómica, donde se desea cada bocado, se percibe el sabor con pasión y se recrean las mejores vivencias. Así se siente la comida desde el corazón y se alimenta el cuerpo, pero en especial el espíritu.